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Espol trabaja para fortalecer el desarrollo de comunidades en el Golfo de Guayaquil

03/10/2020

En el 2019 el muelle de la fragata se convirtió en un lugar familiar para decenas de estudiantes y docentes politécnicos, ya que fue el sitio al que acudían durante los fines de semana para partir en pequeñas embarcaciones hacia el interior del golfo de Guayaquil. El destino de estas expediciones eran las comunidades de Cerrito de los Morreños y Bellavista, las cuales se encuentran ubicadas a 25 kilómetros de la ciudad de Guayaquil, en medio de la concesión de manglar más grande del país. Es aquí donde la Espol ha trabajado por más de 5 años realizando diversos proyectos de vinculación con el objetivo de fortalecer el desarrollo de las comunidades que hoy en día son guardianes de más de 11 mil hectáreas de manglar en las que habita un complejo ecosistema que debe ser debidamente cuidado para mantener la coexistencia entre las personas, las especies y los recursos naturales de la concesión.

 

Cerrito de los Morreños

Cerrito de los Morreños yace en el centro del Golfo de guayaquil, en la isla Chupadores Chico, donde viven 700 personas que se dedican principalmente a la captura del cangrejo, la pesca artesanal y la recolección de Ostiones. Durante el periodo 2019-2020, Espol trabajó para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes mediante tres proyectos de servicio comunitario que han brindado soluciones en diversas áreas de la comunidad.  

Aristóteles Amat, director de uno de los proyectos que se ejecutan en el Golfo, describió que siempre le gustaron las alturas y fue especialmente grato trepar la torre que se levanta en Cerrito de los Morreños para colocar una antena que provea de señal telefónica a un punto estratégico de la comunidad, donde ahora sus habitantes pueden comunicarse con la ciudad de Guayaquil. Asimismo, su proyecto realizó un análisis de las instalaciones eléctricas en las viviendas del sector, ya que muchas contaban con conexiones eléctricas que no habían sido establecidas de forma segura o siguiendo normas técnicas, motivo por el cual se procedió a brindar capacitaciones en cada hogar visitado y el respectivo cambio de las instalaciones por parte de los estudiantes de la carrera de electrónica y automatización.

Por otra parte, el proyecto buscó brindar a los niños y jóvenes de la comunidad un acercamiento al campo de las tecnologías de la información a través de dos iniciativas. Para los jóvenes se realizaron talleres en los que pudieron aprender a ensamblar, mantener y utilizar ordenadores para de esta forma dar uso al pequeño cyber de la comunidad, el cual cuenta con 5 computadoras donadas que no veían uso debido a la falta de conocimiento de sus usuarios. Al mismo tiempo, los niños acudieron los fines de semana a la facultad de ingeniería en electricidad y computación, donde los estudiantes de la carrera de Computación les enseñaron a utilizar el lenguaje de programación Scratch, con el fin de desarrollar sus habilidades de ordenamiento y resolución de problemas.

Los recursos marinos son esenciales para la subsistencia y el estilo de vida en Cerrito de los Morreños, pero el complejo ecosistema que lo rodea no depende solo del cuidado de quienes habitan en él, puesto que las aguas que lo nutren circulan antes por la ciudad de Guayaquil, donde se ve expuesta a una gran cantidad de agentes contaminantes que al llegar a la concesión pueden tener un fuerte impacto ambiental, y sobre todo afectar a la población de cangrejos, de la que tanto dependen los habitantes de la comunidad. Por esto, la Espol llevó a cabo un proyecto impulsado por las carreras de Oceanografía e Ingeniería química con el que se buscó capacitar a hombres y mujeres de la comunidad en la realización de monitoreos ambientales para medir parámetros que permitan verificar la calidad del agua, tomar muestras de sedimentos y recolectar información que luego pueda ser enviada a especialistas para su revisión.

Por último, Espol trabajó con los cangrejeros de la comunidad con el objetivo de fortalecer sus capacidades de comercialización y de esta forma aumentar sus ingresos, lo cual se logró mediante la ejecución de estudios de mercado y capacitaciones en las que se incentivó a los habitantes a vender sus productos directamente al consumidor, utilizando la marca “Manglares Don Goyo”, la cual fue desarrollada por politécnicos de diversas carreras para facilitar sus ventas. La marca en cuestión y los productos ofrecidos por la comunidad se pueden apreciar visitando el siguiente link: Facebook/manglaresdongoyo

 

Bellavista

En la isla Bellavista, las carreras de Acuicultura y Telecomunicaciones han unido esfuerzos y conocimientos para fortalecer las capacidades de cultivo de camarón de sus habitantes, quienes han emprendido en esta labor como una forma de diversificar sus ingresos, que dependen en su mayoría de la pesca artesanal. El Dr. Marco Álvarez, director del proyecto que impulsan los estudiantes de acuicultura, comentó que en la actualidad trabajan con 9 piscinas de la comunidad y su objetivo es alcanzar la sostenibilidad del proceso de cultivo para que los habitantes de bellavista puedan participar en el mercado ecuatoriano con un producto de calidad.

Hasta el momento el proyecto ha tenido resultados positivos y se han cosechado camarones de hasta 22 gramos, gracias a un trabajo que incluyó la preparación del suelo de las piscinas, el análisis patológico y alimenticio de los crustáceos en su desarrollo y la capacitación en buenas prácticas de manejo durante la cosecha. Sin embargo, los ambientes de crianza no son los más apropiados debido a la falta de tecnologías de monitoreo, por esto, los estudiantes de la carrera de Telecomunicaciones trabajaron junto a docentes de Acuicultura para desarrollar una herramienta electrónica de bajo costo que permita a los habitantes monitorear parámetros en las piscinas de camarón, tales como la temperatura, pH y oxígeno disuelto, y de esta manera llevar un mejor control en su producción

Por otro lado, los estudiantes de la carrera de ingeniería química identificaron que el 20% de los residuos producidos en la comunidad eran orgánicos, lo que presentó una oportunidad para reutilizarlos en un proceso denominado compostaje, con el cual se transforma la materia orgánica en compost, un abono natural capaz de aportar nutrientes a los pequeños huertos que poseen las familias de Bellavista.

En el 2020 la Espol continuará ejecutando proyectos en ambas comunidades, enfocada en mejorar la infraestructura comunicacional de Cerrito de los Morreños y fortaleciendo el cultivo artesanal de camarón en Bellavista. El trabajo que Espol realiza en el Golfo de Guayaquil desde el 2015 ha permitido que estudiantes pongan en práctica lo que han aprendido en sus carreras al servicio de la sociedad, en un laboratorio natural donde pueden intercambiar conocimientos académicos y ancestrales.